Separando la paja del grano

Lo primero que hice al despertarme esta mañana fue hacerme una paja. Es una vieja costumbre que tengo, y como es natural no hay una sin dos. Me explico: antes de acostarme le doy al manubrio para conciliar el sueño y al despertarme hago lo mismo para arrancar el cerebro.

Nah, es mentira! Tuve que abandonar la costumbre de las pajas mañaneras porque me dejaba sin ganas de empezar un nuevo día. Llegué tarde al trabajo y a la universidad muchas veces por culpa de tan sana costumbre, así que decidí dejarlo.

Nah, también es mentira! Qué os habéis creído que soy? Yo no me hago pajas.

Esta mañana me desperté con unas ganas de escribir como no había sentido en mucho tiempo, y de hecho estoy haciéndolo, tanto aquí como en los otros blogs. Hasta que no coja el ritmo otra vez, sólo escribiré sobre mí mismo, porque es el tema que mejor conozco y el que menos me aburre.

Bah, nunca he sabido hacer otra cosa que escribir sobre mí mismo.

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